La epidemia del SARS (2003) y sobre todo la de la gripe H1N1 (2009), generaron una revolución en el estudio de la propagación de epidemias. Miles de científicos de todo el mundo comenzaron a intentar predecir como seria el comportamiento de futuras epidemias y sobre todo a estudiar diferentes estrategias de mitigación. Los científicos se dieron cuenta en ese momento que debían estudiar medidas rápidas para intentar parar o por lo menos disminuir la velocidad de contagio de los virus usando estrategias que no fuesen la vacunación para prevenir el colapso de los sistemas de salud ya que como vemos hoy la realización de una vacuna es un proceso que lleva mucho tiempo. Debido a todo esto, una rama novel de la física “la ciencia de las redes”, tomo un auge insospechado hasta el punto de que hoy se puede estudiar como una carrera de postgrado en Estados Unidos.

PERO ¿QUE ES UNA RED? ¿COMO ME AYUDA PARA ESTABLECER POLITICAS DE SALUD?

Existen diferentes tipos de redes; la que nos van a ocupar hoy son las redes de contacto sociales. La cantidad de información disponible nos permite recrear con bastante exactitud las conexiones que cada individuo tiene, y ponerle a esa conexión una intensidad (cercanía). Como bien sabemos, cuanto más estrecho sea el contacto y cuanto más tiempo se pase con una persona infectada más probabilidad tenemos de contagiarnos. Aunque también depende de otros factores como nuestro sistema inmunológico, enfermedades preexistentes, etc. El problema es muy complejo, sin embargo, una de las cosas más maravillosas de esta aplicación de la física es que no necesitamos conocer todos estos parámetros. Un modelo matemático con unos pocos parámetros que caracterizan al sistema permite hallar estrategias eficaces que luego son transferidas a los entes de salud; por ejemplo, el distanciamiento social fue una de las primeras estrategias que estudió la ciencia de las redes para determinar su eficacia.

En el 2009, los medios de comunicación jugaron un rol fundamental en la difusión de cómo se propagaba la gripe H1N1 y que medidas de profilaxis eran las mejores. Los celulares, la mensajería de texto y los chats, también brindaron una gran ayuda a la contención de la enfermedad.  Ahora las personas podían tener información una de las otras sin estar en    contacto físico y así fue como surgió la idea de este trabajo de investigación

Link: https://www.researchgate.net/publication/50397944_Quarantine_generated_phase_transition_in_epidemic_spreading

La pregunta que se investigó fue: Puedo a través del uso de los medios de comunicación parar la propagación de una enfermedad?

Para ello se estudiaron dos escenarios: En el primero, una persona susceptible se ponía en contacto con una infectada, en el contacto directo se enteraba de que esta última estaba infectada y un cierto porcentaje rompía ese vínculo. Se utilizó un porcentaje de desconexión variable de 0 a 100,  pues no es realista que todos los individuos puedan desconectarse de los enfermos, por ejemplo los cuidadores, médicos, etc. En el segundo escenario, el individuo se enteraba de que su conexión estaba infectada mediante un medio de comunicación y luego con cierta probabilidad decidía si mantener ese contacto o no. En nuestro estudio hallamos que aun cuando la probabilidad de infección fuese moderada en el primer escenario, ni siquiera usando la máxima probabilidad de desconexión no se podía frenar la propagación. El gran hallazgo de este trabajo fue que, en el segundo escenario, aun para enfermedades muy infecciosas existía una probabilidad de desconexión que frenaba la epidemia.

¿Se estarán preguntando y si ya conocen esto porque no sirvió esta estrategia para parar la propagación de SARS-COVID 19? La respuesta es que este estudio fue realizado para una enfermedad que no tiene asintomáticos, que ha sido uno de los grandes flagelos de esta pandemia; la gente contagia sin saberlo.

Sin embargo, muchos otros trabajos posteriores han trabajado sobre estas hipótesis y son los científicos que hoy asesoran al Sistema de Salud Mundial. La ciencia no tiene todas las respuestas, pero tiene algunas que nos ayudan día a día, más de lo que nos imaginamos.

Escrito por: PhD Cecilia Lagorio – Departamento de Física, UNMDP

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